miércoles, 14 de noviembre de 2012

Puntos más importantes y puntos más conflictivos de la "propuesta" de Santiago Levy

La propuesta de seguridad social universal que otorga derechos iguales a todos los trabajadores del apartado A , con independencia de la condición laboral el cual su finalidad es conseguir más productividad junto con el incremento de la equidad , las cuales tienen que ser simultáneamente. Esta propuesta cuenta con tres partes, la primera aplica para todos los trabajadores , la segunda es para los trabajadores asalariados y la tercera es una suposición sobre la protección a la familia. La propuesta cuenta con tres partes. La primera: * Un seguro de salud igual al que hoy día reciben los trabajadores formales. *Una contribución a la cuenta individual de retiro igual a la que hoy día recibe un trabajador que gana dos salarios mínimos, pero durante toda su vida laboral. * Un seguro de invalidez y de vida también con cobertura de dos salarios mínimos. La segunda: *Un seguro de riesgos de trabajo y otro de guarderías, igual al que hoy reciben los afiliados al IMSS. *Contribuciones complementarias para pensiones de retiro y para el seguro de invalidez y vida que igualen las que reciben hoy los afiliados al IMSS. *Garantía de pensión mínima de retiro igual a la que hoy tienen los afiliados al IMSS. La tercera: * Terminar con el impuesto a la nómina para la vivienda *Absorber el pasivo laboral del IMSS por el gobierno federal. * Transferencias directas a las familias pobres para compensar el impacto de los impuestos al consumo con que se financiaría el sistema. * Compensación a los gobiernos estatales por las menores participaciones que recibirían dado que parte de los impuestos al consumo estarían etiquetados para seguridad social. Esta propuesta tiene tres importantes puntos sobre la gente pobre, el cual uno de ellos es negativo debido al aumento en los gravámenes al consumo , los otros dos son positivos por acceso a mejores beneficios de seguridad social y por eliminarse el impuesto al empleo formal y el subsidio al empleo informal. Lo anterior nos ayuda a combatir la pobreza por la vía del empleo productivo. Esta sería la mejor manera de poder luchar contra la pobreza, por medio del empleo productivo, por tal razón esté impacto es completamente positivo.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Síntesis de "Seguridad social universal: Un camino para México"

Con el transcurso de los años, desde 1960 hasta 2008 el per cápita decayó en un 14% en comparación con el de Estados Unidos de Norteamérica y a pesar de esto el capital y el crecimiento de trabajo en México superaron a este país primer mundista en un 24%. Esto se le amerita que la productividad norteamericana incremento en mayor número que la mexicana. Cuando comparamos nuestra productividad con la de Estados Unidos cae un 31%. El problema principal del bajo crecimiento no está ni en la inversión ni en la tasa de ahorro así como tampoco se le debe a la escaces de empleos. En México se han creado varios empleos y la tasa de desempleo abierto es baja. También se ha trabajado más horas en comparación del promedio de países de la OCDE. Nuestro desarrolló se ve afectado y vamos creciendo paulatinamente ya que la productividad esta estancada. Se ha invertido en empresas y de esta manera se crean empleos de baja productividad. Para poder crecer de una manera mas rápida ,como otros países , se necesita de empleos y empresas productivas. En México , existen dos diferentes clases de trabajadores en las cuales encontramos s los no asalariados y a los asalariados. Los primeros trabajan por su propia cuenta, como en empresas familiares, o se asocian con empresas en relaciones donde no hay “patrón” y no reciben un salario sino pagos por comisión o por destajo. Estos trabajadores no pagan impuestos en el lugar de trabajo y son sujetos de la seguridad social no contributiva (SSNC). Los segundos,tienen un “patrón” , cobran un salario y pagan impuestos en el lugar de trabajo. Estos trabajadores son sujetos de la seguridad social contributiva (SSC). Estos últimos son contratados ilegalmente por sus empresas , mientras que los no asalariados son trabajadores informales. Los asalariados a diferencia de los otros, reciben beneficios de la SSNC a través de diversos programas dispersos de salud, pensiones de retiro, guarderías y subsidios a la vivienda. No contribuyen para esos beneficios cuyo costo, equivalente en 2008 al 1.25% del PIB, es absorbido ciento por ciento por el gobierno. La SSC genera un impuesto al empleo formal: empresas y trabajadores pagan por beneficios sociales que los trabajadores no valoran del todo. La SSNC representa un subsidio al empleo informal: los trabajadores reciben beneficios sociales que ni ellos, ni las empresas, pagan directamente. El resultado es que se gravan con impuestos los empleos más productivos y se subsidian con gasto público los empleos menos productivos. El impuesto al empleo formal genera varias distorsiones: *Induce a las empresas a evadir el pago de sus contribuciones a la seguridad social reduciendo su tamaño. *Genera elusión fiscal mediante rotación de trabajadores, manipulación del tiempo de los contratos y formas de contratación. *Fomenta el empleo por cuenta propia y la proliferación de empresas familiares sin relación obrero-patronal. Por su parte, el subsidio al empleo informal agrava los tres problemas anteriores y además subsidia la evasión de impuestos (los trabajadores asalariados reciben beneficios gratuitos si las empresas que los contratan violan la ley). También desvincula los beneficios del pago de contribuciones y erosiona la sustentabilidad fiscal. Según el Censo Económico de 2008 había en México tres millones 735 mil 347 establecimientos económicos. El 90% tenía menos de cinco trabajadores, el 96% menos de 10 y sólo 1% más de 50. Del total de esos establecimientos sólo 795 mil 466 estaban registrados en el IMSS. México puede estar atrapado en un círculo vicioso de informalidad y baja productividad. Su secuencia de autoalimentación es la siguiente: el impuesto al empleo formal fomenta empresas precarias que evaden y generan malos empleos; también fomenta excesivo empleo por cuenta propia. Muchos trabajadores quedan excluidos de la SSC. Para ofrecerles al menos algunos beneficios sociales, el gobierno crea o expande programas de SSNC. Esto equivale a premiar con subsidios la informalidad y a estimular su reproducción, lo cual a su vez redunda en más empresas precarias que evaden y generan empleos poco productivos, y más empleo por cuenta propia. La situación plantea un dilema entre productividad y bienestar social: por una parte, no hay que fomentar la informalidad; por la otra, hay que mejorar los programas sociales para la población desprotegida. Por un lado, es urgente ampliar la base tributaria y fomentar la productividad para acelerar el crecimiento; por el otro, es indispensable extender la cobertura de salud, de pensiones y de guarderías para aumentar la Para otorgar derechos iguales a todos los trabajadores del apartado “A”, se ha creado una propuesta en la cual su finalidad es más equidad y mayor productividad, simultáneamente. La propuesta consta de tres partes. La primera otorga a los trabajadores: *Un seguro de salud igual al que hoy día reciben los trabajadores formales (IMSS). * Una contribución a la cuenta individual de retiro igual a la que hoy día recibe un trabajador que gana dos salarios mínimos, pero durante toda su vida laboral. *Un seguro de invalidez y de vida también con cobertura de dos salarios mínimos. La segunda parte entrega a los trabajadores asalariados: *Un seguro de riesgos de trabajo y otro de guarderías, igual al que hoy reciben los afiliados al IMSS. * Contribuciones complementarias para pensiones de retiro y para el seguro de invalidez y vida que igualen las que reciben hoy los afiliados al IMSS. *Garantía de pensión mínima de retiro igual a la que hoy tienen los afiliados al IMSS. La tercera parte hace referencia a : *Las Transferencias directas a las familias pobres para compensar el impacto de los impuestos al consumo con que se financiaría el sistema. * Compensación a los gobiernos estatales por las menores participaciones que recibirían dado que parte de los impuestos al consumo estarían etiquetados para seguridad social. * Terminar con el impuesto a la nómina para la vivienda (Infonavit). *Absorber el pasivo laboral del IMSS por el gobierno federal. la idea clave es financiar los beneficios de la primera parte, que son comunes para todos, con el pago de un impuesto común, que no dependa de la condición laboral. Al efecto, se propone crear una contribución para la seguridad social universal con la misma mecánica que el IVA, aplicando ambos tributos sobre todo el consumo, sin exenciones, con una tasa total de 16%. De ésta, 10% sería para el Fondo Nacional de Seguridad Social Universal y 6% sería el IVA para el gasto público general.Los beneficios de la segunda parte, al ser sólo para asalariados, se pagarían con una contribución patronal sobre la nómina. Todos los recursos de la CSSU entrarían a un apartado nuevo del presupuesto federal, el Fondo Nacional para la Seguridad Social Universal (FNSSU), cuyos propósitos serían cuatro. El primero es la exigibilidad de los derechos sociales de los trabajadores: ni un peso del Fondo sería ejercido por el gobierno federal. Parte de los recursos iría directamente a las cuentas de los trabajadores, y parte al IMSS y los gobiernos estatales para los estrictos fines del seguro de salud. El segundo, transparencia y rendición de cuentas: no pueden usarse los recursos del Fondo para ningún otro propósito. El tercero, sustentabilidad fiscal: la seguridad social de los trabajadores asalariados y no asalariados está plenamente financiada y no crea desequilibrios fiscales o pasivos contingentes. El Cuarto, vínculo directo entre beneficios y contribuciones: beneficios permanentes están vinculados a una fuente de financiamiento permanente. Ajustes a los beneficios requieren ajustes a las contribuciones. Las transferencias directas de dinero a las familias pobres se realizarían a través del programa oportunidades, por lo que no hay ningún reto operativo adicional. Tampoco se vislumbran mayores dificultades en las compensaciones que se harían a los gobiernos estatales por la menor recaudación del IVA. La absorción del pasivo laboral del IMSS abriría la puerta para la transformación de esa institución a favor de la calidad.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Sintesis del Articulo " El nuevo paradigma mexicano"

La herencia del nacionalismo revolucionario estableció tradiciones indesafiables: nacionalismo energético, congelación de la propiedad de la tierra, sindicalismo monopólico, legalidad negociada, dirigismo estatal, “soberanismo” defensivo, corrupción consuetudinaria. Éstos fueron vicios, creencias y costumbres que el país adquirió en distintos momentos de su historia. Son los valores de una nueva cultura política. Entre los que sobresalen 10: La convicción de que no hay otra vía legítima para alcanzar el poder o conservarlo que las elecciones y que éstas deben ser: libres, equitativas, minuciosamente democráticas. El clamor nacional contra la corrupción y su contraparte: la exigencia de transparencia y rendición de cuentas en todas las instancias de gobierno y de todas las formas de ejercicio del poder. El compromiso universal con los derechos humanos, con la vigencia del Estado de derecho, la igualdad ante la ley y su contraparte: el repudio a la impunidad y al privilegio. La exasperada demanda en una solución de fondo, propiamente histórica, a la baja calidad de las instituciones de procuración de justicia y seguridad pública. El imperativo moral de combatir la pobreza, asociada a la alta expectativa de un sistema de seguridad social universal que acompañe y consolide el paso de una sociedad históricamente desigual extrema a una de clases medias mayoritarias y homogéneas. El rechazo a toda política de déficit públicos, desequilibrios macroeconómicos o discrecionalidad gubernamental en el ejercicio del gasto público. Una cultura pública contraria a la lógica abusiva de monopolios, oligopolios y poderes fácticos de toda condición y origen, públicos o privados, individuales o corporativos, sindicales o empresariales. La apertura a las ventajas de la globalización, el libre comercio y la integración económica con América del Norte, a la que el país acude con profundidad, eficacia y creciente conciencia de sus enormes oportunidades. Un rechazo a la violencia y la exigencia de un Estado fuerte capaz de contenerla, no para regresar a su antiguo estatus de instancia controladora y opresiva sino para cumplir la tarea primera de un Estado que es dar seguridad a sus ciudadanos. Una difusa, frustrada, incrédula pero potente aspiración de crecimiento económico, oportunidades, empleos, creación de riqueza y prosperidad. Éstos son los nuevos valores que rigen el discurso público del país, pero en todos los casos de manera pública: sinuosa o generosa, pero expresa. Hacer realidad esos valores es la nueva aspiración histórica de México, la brújula de su nueva moral colectiva, de su nuevo proyecto de nación, hijo esta vez de la democracia y de la convergencia, no de la hegemonía de un régimen o un partido político. Las elecciones de 2012 volvieron a poner a México en la situación de un gobierno dividido, con una izquierda más inclinada a bloquear que a inducir reformas modernizadoras, y una rivalidad del PRI y el PAN que podría echar por tierra en la lucha política de cada día los ostensibles acuerdos estratégicos que ambos partidos comparten sobre los cambios de fondo que el país necesita. Lo cierto es que el PAN y el PRI pueden volver a ser aliados en los años que vienen pues coinciden en cuestiones fundamentales. Pero el triunfo del PRI en las elecciones de 2012 presenta un problema anterior. La restauración en un sentido estricto, y aun en el laxo, no parece una opción clara y viable para nadie, empezando por el nuevo gobierno, cuyas acciones estarán severamente limitadas por un balance de poderes. La restauración puntual de aquel régimen es imposible porque la, ni en los órganos de decisión económica, ni en la selección de los altos puestos políticos, otorgados todos desde arriba gracias al control abrumador del PRI sobre las elecciones y sobre la política profesional. Como presidente, Peña Nieto enfrentará los mismos contrapesos, obstáculos y retos que Fox y Calderón: no tendrá mayoría absoluta en ninguna de las cámaras, tendrá que lidiar con el contrapeso de un gobierno dividido y tendrá frente a sí, en el Distrito Federal, al segundo personaje electo más poderoso del país, el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera. El nuevo mandatario deberá convivir con una considerable diversidad de instituciones autónomas que el país ha construido en estos años, y que no son simples cajas de registro de instrucciones de la presidencia: La primera, y la más importante, es la Suprema Corte de Justicia, fuente de grandes dolores de cabeza para Fox y Calderón, y de grandes beneficios para la sociedad mexicana. La segunda es el Instituto Federal Electoral, que pese a sus altas y bajas recurrentes imprime un sello innegable de legitimidad a cada elección federal de presidentes y Congreso. Sigue el Banco de México, dotado de plena independencia desde 1993, y una garantía parcial de prudencia macroeconómica, por lo menos en lo que corresponde al ámbito monetario. El Instituto Federal de Acceso a la Información, autónomo también, es fuente de transparencia y de jaquecas para todos los poderes en México, lo mismo que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, una caja de resonancia cabal, incluso estridente, en su materia. Por último, el INEGI, fuente oficial de las estadísticas nacionales, con mejores y peores momentos, genera datos objetivos y confiables imposibles de manipular, sobre la economía y la sociedad mexicanas. El nuevo paradigma: Acuerdos y consensos Si el paisaje de los contrapesos a una restauración es convincente, el de las convergencias hacia el futuro en reformas clave para el país es prometedor. A estos consensos pudieron sumarse varios acuerdos puntuales de cuatro partidos —PRI, PAN, PVEM y Panal— que sumaron poco menos del 70% de la intención de voto. Son los siguientes: Petróleo. Abrir Pemex a la inversión privada. Estado de bienestar: Crear una red de seguridad social universal. Inversión. Fomentar la inversión asociada de fondos públicos y fondos privados. Se diría por estas convergencias programáticas, premiadas electoralmente por casi el 70% de los votos, que el país está en el camino de terminar su transformación política y económica, más que en el ánimo de echarla para atrás. Por lo que hace al PRI y al PAN existe hoy una complementariedad sin precedente en sus agendas y están relativamente claros los términos del intercambio. Peña Nieto ha dicho que quiere inversión minoritaria en Pemex (el PAN está de acuerdo); concentrar el esfuerzo de seguridad en el combate a la extorsión, el secuestro y el homicidio y en construir una policía nacional mucho más grande (el PAN está más o menos de acuerdo); establecer la jornada completa en la educación primaria y dotar de una computadora específicamente para niños a los alumnos de quinto y sexto años (el PAN no lo hizo y probablemente no le encante). Construir un sistema de protección social universal financiado por el fondo fiscal central (en buen castellano significa generalizar el IVA y eliminar los subsidios a la gasolina; el PAN más bien no está de acuerdo). Para hacer un gobierno exitoso, de altos rendimientos económicos y sociales, el PRI necesita las reformas que él mismo ha contribuido a detener en estos años: en el ámbito energético, fiscal, laboral y educativo. El PAN quiere a cambio tres o cuatro reformas políticas de la mayor importancia: reelección de legisladores y alcaldes, la segunda vuelta en la elección presidencial, referéndum vinculante para cambiar la Constitución y reforma de los sindicatos públicos con tres decisiones clave: fin a la retención y entrega de cuotas sindicales por el gobierno, fin a la llamada “toma de nota”, mediante la cual el gobierno reconoce a las dirigencias sindicales, y fin a la cláusula de exclusión, mediante la cual un sindicato puede expulsar del trabajo a quien no se subordina política y laboralmente a sus criterios. Del interregno a la prosperidad Los meses del interregno transcurrido desde las elecciones de julio parecen los más prometedores de mucho tiempo. Para empezar, en el primer periodo de sesiones del nuevo Congreso entró en vigor la reforma que permite al presidente enviar dos iniciativas de ley de obligatoria revisión, dictaminación y voto en los treinta días siguientes a su llegada a las cámaras (treinta para los diputados y treinta para los senadores) Lo importante no será tanto cuántas reformas se aprueben sino cuántas señales trascendentes puedan enviarse desde el gobierno y el Congreso sobre el lugar adonde se quiere ir, como Estado y como país. A nuestro juicio, tres señales fundamentales serían las siguientes: Poner fin al tabú petrolero mediante una reforma constitucional que permita la inversión privada minoritaria en Pemex. Pemex es más que una empresa, es un emblema. Abrirla a la inversión privada representaría un salto legal y simbólico de grandes proporciones, un antes y un después mental en la historia contemporánea de México. Un plan de inversión pública en infraestructura de cara al nuevo mapa regional de México, para conectar a las regiones entre sí y para fortalecer sus vínculos con el resto del mundo: puertos, puentes, carreteras, aeropuertos, aduanas internas, claustros industriales, centros de autorización para comercio con Estados Unidos, redes de conectividad y multiplicación de ancho de banda. Pero quizá lo más importante: un aumento sustancial de los recursos públicos atados al financiamiento de un piso de seguridad social universal, para todos los mexicanos por el hecho de serlo. Pensamos en la equidad social como una estrategia de creación y distribución de riqueza, no sólo como combate asistencial a la pobreza. México ha alcanzado una estabilidad macroeconómica que no tuvo en las últimas décadas del siglo XX, pero no ha tenido el crecimiento que el bienestar de su población requiere. El verdadero mal a corregir en México no es la pobreza sino la mediocre creación de riqueza, porque la única forma irreversible y definitiva de combatir la pobreza es creando la riqueza que la transforme en oportunidades y la deje atrás. El mensaje para el futuro es que si no queremos seguir contando alzas y bajas en nuestra pobreza tenemos que desatar un proceso definitivo de crecimiento. Lo innegociable a partir de 2013 debe ser la exigencia nacional de prosperidad pues sólo de ella vendrá el bienestar duradero y generalizado que el país puede alcanzar en el curso de la siguiente generación. CONCLUSIÓN: Yo pienso que en México el paradigma ha cambiado apesar de que este sexenio será gobernado por el PRI nuevamente ya que la situacion ha cambiado desde su dicatura perfecta.